miércoles, 29 de abril de 2015

¿Por qué critican a su hijo?


¿Por qué critican a su hijo, Julio? Es la pregunta que le hice al manager uruguayo el día que compareció por sorpresa en rueda de prensa. Por entonces, su hijo, Sebastián Ribas, recibía las críticas de la afición y los pitos de la grada casi habitualmente. "Me he dado cuenta que últimamente Sebastián es objeto de crítica, sobre todo porque se esperan más goles de él, cuando realmente es un futbolista inteligente, proclive a generar situaciones favorables de ataque. En ese sentido, ¿por qué critican a su hijo, Julio?", le pregunté. Julio Ribas respondió lo siguiente:


La gente cuando lo silba a él es un silbido implícito a mí. Eso es claro. Sebastián Ribas, que en este caso tengo que hablar de él como jugador, hizo 4 goles y le anularon tres en ley de juego; era el máximo goleador del equipo de no ser por eso. Con esto quiero decir que las críticas las vamos a tener todos. Él, como en su momento pasó acá con Javi Manzano, debe ser el jugador que más veces lució del Cartagena, lo criticaban por ser el hijo de Florentino Manzano. Sebastián Ribas está ahí y más allá de que pueda jugar bien o mal el 90% de las cosas que le silben va a ser para hacerle daño a él, a mí, porque también a veces sin querer uno hace críticas tendenciosas. Algún estúpido puede decir que juega porque es el hijo del manager. Campeón en Francia, mejor jugador del año en Francia, 60 goles, semifinalista de la Europa League eliminado por el Athletic Club de Bilbao, campeón en Mónaco, un jugador de equipo...Es lo mismo que Pallares -Julio dice Pallares, de Pallarés, sin tilde-. ¿Qué diferencia hay entre Sebastián y Pallarés? Ninguna. Yo a Pallares le tuve 13 partidos en el campo sin hacer un gol. No le silbó nadie. 13 partidos, y el primer gol lo hizo contra el Arroyo. Yo tengo varios hijos, no sólo es Sebastián: todos mis jugadores son mis hijos, es mi hijo Limones que juega todos los partidos, es mi hijo Ceballos que juega todos los partidos, es mi hijo Germán que juega todos los partidos, es mi hijo Pallares que estuvo 13 partidos sin hacer un gol y lo esperé hasta que hizo el gol... y nadie dijo que en el partido anterior, la victoria contra el Linense, el gol lo hizo Chus y por cambiar de estrategia quedó fuera en Arroyo; el cambio en ese momento -últimos minutos de partido- era para que entrara Chus e hice entrar a Pallares para que hiciera el gol Pallares, que lo hizo. Son mis hijos todos, son mis hijos todos y entran a la cancha los que le hacen bien al equipo aunque no se luzcan, los que tienen actitud, los que son capaces de tirarse al piso y atrancar con la cabeza, los que son capaces, como en el caso de Sebastián Ribas, de dejar 500.000 euros netos de sueldo por venir a Cartagena para que lo silbe un estadio entero y para que un gilipollas diga que juega porque es el hijo del manager. Ése también es Pallares, que va a hacer goles. Si ellos no han hecho todos los goles que tenían que hacer es simplemente porque aún no logramos los automatismos que tenemos que lograr para que los hagan, no es porque no sirvan. Las críticas las vamos a tener todos".
El FC Cartagena emitió ayer el parte médico de Sebastián, que desde hace más de 20 días trataba de recuperarse de una fascitis plantar. El mismo comunicado explica que el uruguayo no ha respondido al tratamiento y estará de baja para lo que resta de temporada. Es decir: Ribas no volverá a vestir la camiseta albinegra, sea éste motivo de escribir, en un par de párrafos, mi opinión sobre el delantero Sebastián Ribas.

La etapa en Cartagena ha sido la regresión a los malos recuerdos y al anhelo de aquel año 2007, cuando debutó, a las órdenes de Roberto Mancini, en el Giuseppe Meazza.

Sebastián Ribas me parece un futbolista minusvalorado, probablemente por su poco acierto de cara al gol, pero que demuestra más aptitud de lo que parece: el uruguayo es inteligente, aporta movilidad y verticalidad en partes del campo donde el repertorio de alternativas es fundamental: ofrece apoyo en las bandas, busca constantemente el desmarque, crea espacios… Pero, claro, varios fallos incomprensibles delante del portero le han abrumado.

Por si fuera poco, además de romperse la mandíbula, Sebas arrastra una fascitis plantar desde hace semanas. Esta dolencia, como dijo Palomeque, es muy puñetera porque impide que el jugador apoye su peso sobre el pie. Miembros del cuerpo técnico e integrantes de la plantilla han destacado que su actitud es positiva, está totalmente entregado a ayudar en la salvación y él mismo se molesta en acudir al gimnasio por su cuenta y recuperarse cuanto antes. El de Ribas es el caso de joven promesa del fútbol que tal vez la precocidad y la falta de madurez le han jugado una mala pasada en una carrera deportiva puede que algo precipitada -fichó por el Inter de Milán a los 17 años-. Al final se ha estancado.

Quería 'Sebagol' empezar una nueva etapa en el club albinegro y, como ya le ocurrió anteriormente, ha terminado por el mismo camino que en Génova, Lisboa y Guayaquil: de estrella a estrellado, la etapa en Cartagena ha sido la regresión a los malos recuerdos y al anhelo de aquel año 2007, cuando debutó, a las órdenes de Roberto Mancini, en el Giuseppe Meazza.

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